Increíblemente, se trata de una cita bíblica del libro de Daniel, son las misteriosas palabras que una mano fantasmal trazó sobre una de las paredes del palacio del Rey de Babilonia; la Biblia relata que aunque todos los sabios babilónicos fueron incapaces de interpretarla, sólo Daniel pudo ofrecer al Rey el verdadero significado de la enigmática frase.
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